noviembre 4, 2025

-Así como se voto por ella, inconscientemente la diputada representa de la misma manera

-No existe registro de su labor legislativa, iniciativas, ni puntos de acuerdo, como su primer función

Uruapan, Mich.- La diputada federal por Uruapan, Guadalupe Araceli Mendoza Arias, mejor conocida por el mote “Lupita Arias”, ha hecho publico en su Primer Informe, que no presenta iniciativas porque “en el Congreso no las toman en cuenta” y que su labor es “caminar la calle y escuchar a la gente”.

En un boletín difundido a modo de primer informe su discurso deja mucho que desear, pero no menos de su desempeño legislativo ya que institucionalmente no aparecen propuestas relevantes que respalden esas palabras de verdadero apoyo ciudadano, como debería ser de una diputada federal.

Más allá de los discursos, la función principal de un legislador es presentar y debatir iniciativas de ley, reformar normas, fiscalizar el gasto público y representar a sus electores en el Congreso. Sin leyes, la representación queda reducida a actos simbólicos.

Paradójicamente, Arias sí ha levantado la mano en temas polémicos, como cuando votó en favor de Cuauhtémoc Blanco, pero sigue sin mostrar una agenda legislativa propia que responda a las necesidades de Uruapan.

La creación y reforma de leyes no es un capricho burocrático, es la vía para transformar las demandas ciudadanas en políticas públicas con impacto real. Sin iniciativas, un legislador se vuelve sólo acompañante del poder, no contrapeso ni representante.

La labor legislativa es de suma importancia porque constituye el corazón de un sistema democrático. Los legisladores son quienes traducen las necesidades sociales en normas jurídicas, y esas leyes regulan la vida cotidiana de las personas, establecen derechos, obligaciones y límites al poder.

La labor legislativa es fundamental porque permite transformar las demandas sociales en leyes que garantizan derechos, regulan obligaciones y limitan abusos de poder. Sin la creación y reforma de normas jurídicas, las necesidades de la ciudadanía se quedarían en simples discursos, sin convertirse en políticas públicas obligatorias y con impacto real en la vida de las personas, los ciudadanos esperan que esto sea entendible para la legisladora.

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